Con apenas 3 meses Noa y su hermana aparecieron en la guardería de un pueblo, posibles restos de una camada no deseada, las lanzaron a la escuela de la vida sin paracaídas, quizás pensaron que como párvulas que eran sería el sitio idóneo para empezar su instrucción, pero para los gatos no hay más instrucciones que las que les da la madre y la calle, madre ya no tenían, en la guardería no las querían, ya sólo les quedó la calle. Ignorantes del arte de la supervivencia perseguían maullando a la gente en busca de comida, misión en la que destacaba Noa, con su voz de soprano, al escucharla una vecina decidió socorrerlas, sabedora de los métodos q